miércoles, agosto 30, 2006

Vino

Sentada al otro lado de la mesa la contemplaba mientras hablaba. Su piel era lechosa y tenia unos grandes ojos negros de mirada profunda que guardaban algún secreto.
Su pelo corto e intencionadamente despeinado contrastaba con la redondez de su rostro. Me contaba su vida con trazos profundos mientras jugaba con el mechero entre sus manos y solo paraba para dar un trago a la cerveza que nos habían traído. Yo bebía de sus palabras con las mismas ansias con la que poco después bebería de su boca.
Tras las cervezas fuimos a su casa. Me acerqué a su espalda mientras servia el vino. Mis manos alcanzaron su cintura y recorrí su cuello con los labios. Noté como se erizaba su piel. Atraje su espalda contra mi pecho y me perdí en los sonidos de su respiración acelerada. Bebió del vaso de vino y se giró, nos miramos a los ojos unos segundos, los suyos conservaban aquella profunda mirada de secretos que comenzaba a descubrir. Me besó y llenó mi boca de aquel vino blanco. Sonrió. Rodee su cintura con mis brazos y nuestras cinturas se chocaron hundiendo mi entrepierna en la suya. Desabroché la camisa dejando al descubierto los pechos más grandes que nunca había visto. Descendí con la lengua por su cuello pasando por sus hombros y notando sus pezones endurecerse dentro de mi boca. Dibujando curvas de saliva recorrí su ombligo y su vientre mientras retiraba el pantalón. Desde el suelo, de rodillas la vi apoyarse en la mesa, coger la botella de vino e inclinar su cuerpo mientras derramaba el vino en su ombligo. Con la boca abierta me acerqué al lugar donde aquel vino me esperaba. Nuestros labios se juntaron, mi lengua la penetró y bebí de ella.

jueves, agosto 17, 2006

2 añitos

Confesiones de BacoEl calor de la mañana parecía inundar la calle intentando traspasar los ventanales que mantenían el frío acondicionado en mi despacho aquella mañana de agosto que comenzó una aventura que ya no tiene principio, que nunca tuvo fin.
Las palabras brotaban esos primeros días de lo más profundo de mi piel y Baco, entonces, era la explosión de un mortal privado del habla durante muchos años. Estas Confesiones de Baco fueron la ventana por la que Baco todas las mañanas se asomaba para contar sus noches gritándolas con fuerza al infinito.
Nunca podía imaginar que por esa ventana comenzarían a asomarse tantos rostros, tantas historias, tantas sorpresas. En este cristal golpeo un día mi alma gemela y se asomaron infinidad de brillantes ojos.
Aquella ventana que se abrió un día para que de mi vida salieran cientos de fantasmas y miedos se convirtió en entrada de tantas experiencias y personas, que nunca podré olvidar a Baco, nunca podré olvidar estas Confesiones.
Confío en que sigamos acompañándonos por mucho tiempo más, ahora con una nueva imagen para celebrar los dos años juntos.

miércoles, agosto 02, 2006

Dormido

Esta tumbado a mi lado, dormido. Su cuerpo desnudo respira lentamente. Hace unos minutos sudaba y gemía mientras me penetraba con fuerza. Lamía, mordía y apretaba mis pechos a cada embestida. Todavía siento sus labios recorrer mi cuello y sus manos acariciar mis muslos mientras comenzaba a humedecerme. Recuerdo como comenzó a desnudarme lentamente, botón a botón quitó mi camisa y mostró uno de mis pechos, acarició el pezón que se endureció inmediatamente mientras nuestras lenguas jugaban. Todo mi cuerpo ardía y solo deseaba notarlo encima mío, oír su respiración acelerada mientras su pelvis golpea en mi y era invadida por él.
Ahora duerme, como si no hubiera hecho nada. Desnudo y tranquilo. Su respiración es lenta. Pero voy a despertarlo. Voy a acariciar su pecho y a recorrer sus muslos con mi lengua, llegaré hasta su pene y lo notaré endurecerse dentro de mi boca. Y montaré encima suyo. Quiero notarlo dentro, quiero ser yo quien apriete nuestras pelvis, quiero penetrarme con su polla. Y si abre los ojos se los taparé, para eso lo he atado.