Sentada al otro lado de la mesa la contemplaba mientras hablaba. Su piel era lechosa y tenia unos grandes ojos negros de mirada profunda que guardaban algún secreto.
Su pelo corto e intencionadamente despeinado contrastaba con la redondez de su rostro. Me contaba su vida con trazos profundos mientras jugaba con el mechero entre sus manos y solo paraba para dar un trago a la cerveza que nos habían traído. Yo bebía de sus palabras con las mismas ansias con la que poco después bebería de su boca.
Tras las cervezas fuimos a su casa. Me acerqué a su espalda mientras servia el vino. Mis manos alcanzaron su cintura y recorrí su cuello con los labios. Noté como se erizaba su piel. Atraje su espalda contra mi pecho y me perdí en los sonidos de su respiración acelerada. Bebió del vaso de vino y se giró, nos miramos a los ojos unos segundos, los suyos conservaban aquella profunda mirada de secretos que comenzaba a descubrir. Me besó y llenó mi boca de aquel vino blanco. Sonrió. Rodee su cintura con mis brazos y nuestras cinturas se chocaron hundiendo mi entrepierna en la suya. Desabroché la camisa dejando al descubierto los pechos más grandes que nunca había visto. Descendí con la lengua por su cuello pasando por sus hombros y notando sus pezones endurecerse dentro de mi boca. Dibujando curvas de saliva recorrí su ombligo y su vientre mientras retiraba el pantalón. Desde el suelo, de rodillas la vi apoyarse en la mesa, coger la botella de vino e inclinar su cuerpo mientras derramaba el vino en su ombligo. Con la boca abierta me acerqué al lugar donde aquel vino me esperaba. Nuestros labios se juntaron, mi lengua la penetró y bebí de ella.
Su pelo corto e intencionadamente despeinado contrastaba con la redondez de su rostro. Me contaba su vida con trazos profundos mientras jugaba con el mechero entre sus manos y solo paraba para dar un trago a la cerveza que nos habían traído. Yo bebía de sus palabras con las mismas ansias con la que poco después bebería de su boca.
Tras las cervezas fuimos a su casa. Me acerqué a su espalda mientras servia el vino. Mis manos alcanzaron su cintura y recorrí su cuello con los labios. Noté como se erizaba su piel. Atraje su espalda contra mi pecho y me perdí en los sonidos de su respiración acelerada. Bebió del vaso de vino y se giró, nos miramos a los ojos unos segundos, los suyos conservaban aquella profunda mirada de secretos que comenzaba a descubrir. Me besó y llenó mi boca de aquel vino blanco. Sonrió. Rodee su cintura con mis brazos y nuestras cinturas se chocaron hundiendo mi entrepierna en la suya. Desabroché la camisa dejando al descubierto los pechos más grandes que nunca había visto. Descendí con la lengua por su cuello pasando por sus hombros y notando sus pezones endurecerse dentro de mi boca. Dibujando curvas de saliva recorrí su ombligo y su vientre mientras retiraba el pantalón. Desde el suelo, de rodillas la vi apoyarse en la mesa, coger la botella de vino e inclinar su cuerpo mientras derramaba el vino en su ombligo. Con la boca abierta me acerqué al lugar donde aquel vino me esperaba. Nuestros labios se juntaron, mi lengua la penetró y bebí de ella.