jueves, octubre 19, 2006

Mojada

Creo que nunca vi llover tanto. Era un día gris iluminado por una extraña luz. Sus pasos acelerados resonaban sobre la acera encharcada mientras caminaba al lado de mi coche detenido en un semáforo. El agua sobre la ventanilla enturbiaba la fotografía de su pelo rojizo y su respirar acelerado y cansino. Se alejó derramando agua por su negra gabardina y cuando doblé la esquina con el semáforo en verde, al borde de la carretera, con un brazo empapado en alto intentaba encontrar algún taxi vacío.
Detuve mi coche frente a ella, baje la ventanilla del acompañante e inclinándome le propuse llevarla a donde quiera que fuera. Sin mirarme negó con la cabeza. Me alejé dejando aquella figura gruesa de largo pelo cobrizo y enormes pechos mojándose en soledad.
Entre el atribulado tráfico que depara un día lluvioso en esta ciudad y a paso de tortuga por el infernal atasco rodeé la manzana y llegué al mismo semáforo. Esperé paciente que volviera a ponerse en verde y por segunda vez doble aquella esquina. Allí seguía, calados sus pantalones hasta la altura de la rodilla. Desesperada y mojada volví a detenerme frente a ella. Baje la ventanilla e inclinándome susurré: ¿cuántas vueltas voy a tener que darle a la manzana antes de que me dejes llevarte a donde vayas?
Me miró, sonrió y desvió la mirada confusa. Antes de que volviera a negarse abrí la puerta e indecisa entró. Sin mirarme susurro un gracias cuando el coche comenzó a moverse.

miércoles, octubre 11, 2006

Carta para ti

Era la primera vez que alguien no esperaba algo de mi. Tus palabras no tenían dobles intenciones. Tus ojos solo miraban. No juzgabas ni buscabas. No deseabas ni huías. Tus manos no pretendían acariciarme ni tus labios besarme. No habían caretas. Tus sonrisas eran solo tuyas y tus silencios eran pensamientos. No enseñabas ni buscabas profesor. Solo éramos tu y yo.

jueves, octubre 05, 2006

Todo lo que conservo de ti,
se puede guardar en mis bolsillos.
Un papel arrugado, una goma del pelo,
sonrisas, palabras,
las cicatrices en mi cuerpo,
y tus miradas.
Todo lo que conservo de ti,
un puñado de recuerdos.

domingo, octubre 01, 2006

El animal esta despierto

La soledad de las ideas a veces encierra al animal en jaulas de barrotes de oro. Y este, aburrido, calla y duerme en un rincón.
Y quizá, un dia, alguien introduce la mano entre los barrotes y lo acaricia lentamente hasta que despierta sobresaltado. Las ideas parecen congelarse, y comienzan a oírse los gritos de la bestia. Deseas salir de esa jaula y besar los húmedos labios de la dueña de esa mano que acabó con el sueño de tus pasiones. Deseas romper las ropas que la visten, deseas lamer sus pechos y deslizar tus dedos hasta su vagina, deseas oír como grita mientras hundes en ella tu erguida polla.
Y eres tú quien gritas o acaso el animal liberado que golpea la verja que le impide tocarte, que le impide besarte, lamerte y follarte.