martes, noviembre 30, 2004

Preguntas...

Hace tiempo que no escribo una lista, hoy tampoco lo haré, hoy contestaré unas preguntas que aparecen en el Blog de La Vecinita, y asi aprovecho por si teneis alguna pregunta más que os gustaría hacerme para contestarla en los comentarios.
¿A que edad dejastes de ser virgen?
18 años
¿Con quien tendrias sexo fugaz y salvaje, solo una noche?
Con una desconocida, un cruce de miradas, unas sonrisas y sexo sin preambulos.
¿Con quien tendrias una cena romantica?
Con alguien que mire a los ojos, que tenga conversacion, que sonria. Que seduzca.
¿El sexo anal forma parte del juego sexual o para ti solo es una perversion?
Siempre que la pareja este de acuerdo es una posibilidad más con la que disfrutar.
¿Alguna vez has follado con gente mayor que tu? ¿decir años?
Si, 28 años de difencia mas o menos, ella por los 50 y yo 22.
¿Que blog erótico que sueles leer te pone cachondo?
Hay muchos, hoy me decidiré por uno solo. Nunca me falla el de LuaDark.
¿Sexos rasurados o peludos?
Rasurados o peludos todos son especiales. Todos me gustan.

Dormir

Tenia un gran salón, con pocos muebles, un sofá negro, con forma de ele, una enorme pantalla de television enfrente, un pequeño mueble a la izquierda, sobre él, se encontraba el equipo de musica, al lado, dos enormes torres llenas de discos. En el fondo los libros parecian levitar sobre unas pequeñas tablas negras fijadas a la blanca pared.
Mientras me fijaba en todo esto, oi detras mio, ¿que haces ahi de pie? sientate. Era ella, dos copas en la mano, martini con vodka para mi en un alargado vaso, y ron para ella en uno de esos gruesos vasos que parecen todo cristal.
Se sento a mi lado en el sofá, su rodilla tocaba la mia mientras sonreia y me miraba en silencio. Le dije que me gustaba la decoracion, bebia de su ron, yo di un trago a mi martini, estaba realmente bella. Su largo pelo castaño caia a un lado de su cara, sus labios humedos de ron, sus grandes ojos oscuros, me miraba. No se hasta cuando se alargo ese silencio, solo recuerdo que termino con sus labios, en los mios.
Pronto deslizó el vestido marrón por sus oscuras piernas, quedó cubierta sola por un pequeño tanga negro, me puse de pie frente a ella, mis manos recorrieron su figura desde las mejillas hasta sus tobillos.
Desperté en el sofá, ella dormia con la cabeza sobre mi brazo, fue la primera vez que la vi dormir.

lunes, noviembre 29, 2004

Hoy

Hoy hace una temperatura agradable en mi ciudad, hoy, cuando sali en el coche hacia el trabajo oia musica, hoy, despues de algunos semaforos, la vi, esperaba el autobus, en la misma parada, con la misma carpeta morada bajo sus brazos cruzados, con aquellos ojos somnolientos y aquel divertido pantalon. No sé en que pensaba, sonreia. Mi coche se alejaba, pero su sonrisa me invadia, hoy, sonreia. Sin posturas, sin falsas apariencias, hoy sonreia.

viernes, noviembre 26, 2004

Pidiendo clemencia

Sus ojos me pedian clemencia, seguia tumbada, con las manos atadas por mi cinturón.
Volvi a descender, posando mis labios a lo largo de su cuerpo, hasta llegar otra vez a su pubis, era el primer pubis depilado que mis ojos veian, asi que volvi a perder unos segundos en admirarlo, una rajita pequeñita, prieta, preciosa y desnuda. Era el primer pubis depilado que mi boca sentia, asi que volvi a jugar con él, mis labios besaban los suyos como si de una boca se tratase, mi lengua penetraba, notando la presion. Sus gemidos me animaban a seguir, y sus movimientos de pelvis, sus intentos de cerrar las piernas, me obligaban a sujetar su cintura con ambas manos, a presionar y mantener separados sus muslos, mientras la follaba con mi lengua.
Sus gritos de que parase coincidieron con mis juegos en su duro clitoris, la presion de sus piernas en mi cabeza, coincidio con la inundación de su sexo en mi boca.

jueves, noviembre 25, 2004

La recepcionista

Pronto comenzaran las cenas navideñas de empresa.
Aquella noche la recepcionista, la chica de la que todas las compañeras de la empresa hablaban mal, iba con una escotada camisa roja y una minifalda que dejaba al descubierto la mayor parte de sus muslos. A lo largo de la velada, sus pezones se fueron apuntando, marcandose en la camisa sus pequeñas protuberancias.
Concentraba en su pequeño cuerpo todas las miradas, las nuestras, lascivas, y las de ellas, envidiosas.
Bailó con el jefe, unos 25 años mayor que ella y cuando la noche llegaba su fin, vimos como salian juntos hacia su coche.
Nadie sabe lo que pasó. Ocho dias más tarde recogió su finiquito.

martes, noviembre 23, 2004

La canción

Sentía como sus ojos no podían seguir mojándose, sentía como su corazón ya no podía plegarse más en si mismo. Sentía que todo lo que algún día había tenido en la mano, todo lo que sin pedirlo, le había sido otorgado, se desvanecía, como entre los dedos del niño se desvanece la arena de playa.
Alzando la vista, para intentar parecer sereno, mirando a sus ojos, le dijo que lo sentía, y esa palabra resonó mil millones de veces en sus oídos, rebotando en su cabeza hasta volverlo loco.
Ella, silenciosa, con el alma asesinada por la persona que más amaba, lloraba sin poder creérselo.
En la radio del coche, sonaba aquella canción, la que hacia años que no habían oído, aquella canción sobre la que se dieron los primeros besos, aquella canción que abrigo sus primeras sonrisas, aquella canción que dio cobijo a la semilla de su amor.

lunes, noviembre 22, 2004

Sobre la cama

Sobre la cama, solo, desnudo, descubierto, mi mirada atravesaba el techo para perderse en el infinito. Ella se habia ido.
Todavia sentia el calor de su cuerpo, todavia podia sentirme dentro suyo, en mis oidos resonaban todavia sus suspiros. Pero ella se habia ido.
Aun sentia la humedad de sus besos en mi cuello, la presion de sus manos en mi pecho, la fuerza de sus piernas en mis muslos. Aun la sentia encima mio. Pero ella se habia ido.
Mis ojos vidriosos recordaban su mirada, mi cuerpo agotado recordaba su violencia, mi pene caliente recordaba haber estado dentro suyo.
Pero ella se habia ido.

viernes, noviembre 19, 2004

Durmiendo juntos

Bajo la manta, mi cuerpo desnudo, calor de una noche, mis ojos entreabiertos, mi mano entre las sabanas toca tu cuerpo desnudo, observó tu silueta, duermes, acaricio tu cuello, tus ojos cerrados, tus labios entreabiertos, mis piernas buscan las tuyas, noto el calor de tu cuerpo, huelo a ti, mis manos acarician tus duros pechos, hoy duermes como los angeles, anoche encima mio, cuando me follabas, eras el angel caido.

jueves, noviembre 18, 2004

Ella

Salió por la terminal de llegadas nacionales, vestia un pantalón vaquero y un sueter azul que dejaba al descubierto su bonito cuello. Dedique unos segundos a mirarla, sin ser visto. Mirar sus preciosos ojos, sus apetitosos labios. Me vio, sonrió y aceleró el paso hacia mi, yo hacia ella, no dijimos nada, solo nos abrazamos, en silencio, sintiendo nuestros cuerpos. Susurró en mis oidos Es un sueño.
Le di dos besos en las mejillas, ella reia, yo en silencio no dejaba de mirarla, me decia que le parecia, bellisima, le contestaba, se sonrojaba, sus bonitos labios mantenian la sonrisa. Salimos del aeropuerto, la lleve a su hotel, nos detuvimos a tomar un café por el camino, no dejabamos de hablar, de contarnos mil cosas, no podia dejar de mirar sus ojos, sus labios, su cuello. Repetia, es un sueño.
Subimos al hotel, estaba entusiasmada, queria conocer la ciudad, le encantó la habitación, sonreia, me miraba, yo no podia dejar de mirarle a los ojos, me perdia en ellos, mientras ella hablaba yo penetraba en ellos y sentia toda su pasión, toda su vida. Seguia hablando, seguia sonriendo, seguia ilusionada. Me acerqué a ella, mis labios se aproximaron, senti los suyos. Senti su lengua, senti sus labios, saboree su saliva, oli su perfume. Nos detuvimos, inmoviles, con nuestros labios unidos, con nuestros cuerpos en contacto, con mis manos en sus manos. Fueron segundo, minutos, horas, dias... sentia todo su cuerpo en mi boca. Me separé unos centimetros de su boca. Ella volvió a susurrar, es un sueño.
Si, es mi sueño.

miércoles, noviembre 17, 2004

A veces

A veces yo no me movia,
a veces era ella quien comenzaba besando mi cuello, y seguia por mi pecho,
a veces sus manos desabrochaban mi pantalon y agarraban con fuerza mi polla,
a veces se recostaba a mi lado y mientras me besaba sus manos me masturbaban,
a veces descendia recorriendome con su lengua y de pronto sentia como sus labios atrapaban mi verga empinada,
a veces notaba como subia y bajaba su cabeza, metiendosela hasta el fondo de su garganta y sacandola al tiempo que sus lengua me lamian llegando a la punta,
a veces se subia encima mio, y notaba sus piernas a mis costados, y notaba como penetraba en su prieta raja,
a veces desde alli arriba cabalgaba sobre mi, y notaba la fricción con todas sus cabidades,
a veces se movia tan rapido que se acompasaba con su gemidos,
a veces no podia dejar de follarme y mis gemidos se ahogaban en sus insultos,
a veces sentia como mi polla iba a explotar pero ella no seguia de subir y bajar, de frotarse contra mi,
a veces las gotas de sudor caian entre sus pechos y sus movimientos eran salvajes y yo deseaba que el mundo acabara asi,
a veces notaba mi leche salir al tiempo que sus gemidos se convertian en gritos y sus subidas y bajadas en espasmos encima mio.
Solo a veces... pero ¡que veces!

martes, noviembre 16, 2004

Peliculas en el sofá

Su madre nunca veia una pelicula entera.
Tumbados en el sofá, tapados con una manta, veiamos la pelicula en silencio, su madre, sentada en el sillon ignoraba las caricias que mis manos ofrecian a su hija, manos que fueron ascendiendo hasta alcanzar su sujetador, que jugaron en los bordes de sus copas hasta conseguir acariciar sus pezones, que se deslizaron hasta su espalda, para liberar sus pechos. Nuestros ojos, clavados en la pelicula, eran complices de lo que estaba pasando bajo la manta. Mi mano recorriendo su cuerpo fue a parar bajo su pantalon, entre sus piernas. Y alli, mis dedos se movieron para deslizarse por las bragas y notar la humedad de su rajita, acariciaba sus labios, jugaba en el agujerito al tiempo que mis dientes rozaban su cuello, la penetraba con mis dedos sintiendo como su respiracion se aceleraba. La madre, disfrutaba de la pelicula, y nosotros, cada vez padeciamos más.
Su madre se levantaba con los ojos entornados, y dando las buenas noches desaparecia por el pasillo.
Mis manos ahora hacian descender su pantalon, el mio, llevaban mi polla a la entrada de su coño y consumaban la penetración, oia los gemidos ahogados por temor, y lentamente, detras suyo, me movia entrando y saliendo, penetrandola al tiempo que mis dientes se clavaban en su espalda, en silencio tambien oia como se corria, en silencio tambien lo hacia yo.
Nunca veiamos una pelicula entera.

lunes, noviembre 15, 2004

Me contó

Una noche de cervezas me conto su fantasia, acostarse con su primo. Primero sono a broma, luego se tornó en algo real, me contaba que se habia masturbado muchas veces pensando en él, me contaba como buscaba su piel cuando estaban juntos, me contaba que siempre le besaba en la boca, me contaba que una vez, borrachos los dos, le habia besado, y que recuerda la cara que puso él cuando su lengua rebusco entre sus labios, recuerda la sorpresa, recuerda el rechazo. Desde entonces no lo ha vuelto a intentar.
Ayer me llamó, habia follado con su primo, su mujer estaba comprando.

jueves, noviembre 11, 2004

Correo personal

Mi mano se mueve ágil sobre el ratón, el cursor cruza la pantalla y se detiene en el sobre blanco envuelto de flechas azules. Mi dedo presiona el boton del raton y el programa de correo se abre, nuevamente el cursor cruza la pantalla, enviar y recibir, y el mensaje, "descargando desde...", vaya, es el buzón de ella, me equivoqué de sesion. Nuevamente el correo cruza la pantalla dirigiendose a archivo, opción salir, pero entonces aparece ante mi, ¿mensaje de él? dos años sin contacto según ella me parece mucho tiempo como para recibir un mensaje suyo. Esta vez el cursor se mueve despacio, torpemente se posiciona encima del asunto del mensaje "Hola bombón", la indecision entre abrirlo o no es breve, dos rapidas presiones sobre el botón y el mensaje se despliega ante mis ojos, no pienso en lo que estoy haciendo, la decision ya esta tomada, comienzo a leer.
Un mensaje plagado de "te echo de menos", repleto de referencias a su vida sexual, de halagos a su bonito cuerpo, lleno de confesiones sobre las veces que se ha masturbado pensando en nuevos encuentros con ella, un mensaje invitandole a volver a disfrutar de sus besos, de su polla, de sus embestidas. Un parrafo contestando a su excusa de ahora tengo novio me revela que no es el primer mensaje que recibe y que no se ha limitado a leerlos y borrarlos, un complicado desarrollo sobre lo poco que le importa que ella tenga novio, él tiene novia y aun asi desea acostarse con ella, sin mezclar a las respectivas parejas. Historias sobre su relación y sobre lo mucho que vivieron juntos, la oportunidad de rememorar aquello, de seguir acostandose, de seguir follando, por los viejos tiempos.
El mensaje termina esperando que el viernes aparezca, que no le deje plantado, asegurandole que no se arrepentira cuando este fumandose el cigarro en la cama, despues de haber sentido su polla en las entrañas.
Un buen final para un buen mensaje.
Es viernes, no he quedado con ella, estoy con los amigos en un bar, tomando unas cervezas, aparece por la puerta, se acerca, me da un beso diciendome que tenia ganas de verme, sonrie, se sienta con nosotros. Pronto estamos en casa, me abraza, me besa.
En la cama, encima mio, me mira a los ojos, sonrie, no dice nada.
Ahora esta a mi lado, fumandose un cigarro, me mira, sonrie, me besa.

miércoles, noviembre 10, 2004

Miradas en el camino

Dia tras dia nuestras miradas se cruzaban en ese breve instante en que nuestros pasos nos acercaban para a continuación alejarnos cada vez mas. Sus ojos tristes al principio, su mirada perdida, sus labios apretados por el frio, fueron tornandose sonrisas, alegres miradas y labios entreabiertos y sensuales, anoche, en la cama, mientras desde arriba veia como las gotas de sudor se deslizaban entre sus duros pechos puntiagudos, su mirada me recordo que aquellos ojos hace tiempo estuvieron tristes.

martes, noviembre 09, 2004

Negro cuero

Me adentre en su habitación de luz tenue, ella me esperaba de pie, junto a la cama. Unas largas botas de piel negra terminaban a la altura de sus rodillas, los largos y estrechos tacones la elevaban hasta parecer de mi altura, sus palidos muslos relucian bajo el negro entramado de sus medias de redecilla. En silencio me observaba, su mirada transmitia odio, quizá ayudada por su maquillaje oscuro. Señaló el suelo con su mano enfundada desde el codo por unos estrechos guantes de cuero que afilaban sus dedos y supe que debia arrodillarme sin decir nada. Ante ella, alcé mi cabeza intentando averiguar que pretendia y tras un rapido movimiento de su mano noté el contacto del frio y duro cuero en mi mejilla y luego el intenso calor previo al enrojecimiento. ¡Mira al suelo y junta tus manos en la espalda! me dijo con voz dura pero sensual, casi sin mover sus gruesos labios pintados de rojo intenso.
Mientras mis ojos seguian clavados en sus botas y ella anudaba mis brazos a la espalda, recordé el resto de su ropa, la tira de cuero negro que bordeaba su cintura y atravesaba su entrepierna era suficiente para cubrir su raja y dejar al descubierto sus afeitados labios, y un corpiño que estrechaba su cintura hasta la exageracion, coronado por dos pequeñas copas puntiagudas que ocultaban sus diminutos pechos era todo lo que cubria su blanca piel. ¡Lame mis botas! fue lo que oi tras sentir la presion de la cuerda en mis muñecas.
Lentamente comencé a lamer la punta de su bota de cuero reluciente, cuando de pronto, senti un escozor similar al de mi mejilla, esta vez en mi culo y comprendí que el juego no se limitaba a un bonito disfraz. Alcé mi cara para protestar y descubrí que en su mano izquierda portaba una larga fusta negra que usó nuevamente para cruzar mi cara violentamente. Sentia el escozor en mi mejilla mientras notaba la presion del fino tacón de su bota clavarse en mi muslo. ¡Sigue chupando! me dijo al tiempo que observaba entre sus manos una gran polla de plástico negro.
Mis quejas se ahogaron con nuevos latigazos de su fusta en mis mejillas, pecho y espalda.

lunes, noviembre 08, 2004

Agua fria

Sentia el frio del agua, que nos alcanzaba a la altura del pecho, en todo mi cuerpo salvo la espalda, que calentaba el sol mientras la observaba acercarse a mi. Llevaba un bikini negro, la parte de abajo recta, muy baja, y la parte de arriba pequeña, triangular, anudada al cuello.
Cuando la cogi de la cintura y la estreche contra mi, el agua entre nosotros se desvanecio, dejando nuestras pieles en contacto, notaba sus pechos frios contra el mio, sentia como su piel se erizaba con mis caricias. Bese sus labios suavemente, estaban humedos y frios, era una sensacion diferente. Tambien era diferente notar sus manos deslizarse bajo mi bañador, la sensacion de sus dedos acariciando mi culo, bajando mi bañador hasta los muslos. Sus manos rapidamente se dirigieron a mi polla, estaba dura, con fuerza la agarró con ambas manos, sentia el agua en ella, y seguia sintiandola hasta que se sumergio y se la introdujo en la boca, al sacarla sentia el contraste del calor de su boca con el agua fria, pronto volvio a ponerse depie junto a mi, solte su bikini y recorri sus pechos con mi boca, estaban frios y tersos, con pezones duros, humedos, amenazadores. Descendieron mis manos por su espalda, hasta su culo y mas abajo, hasta dejarla completamente desnuda. Flexionando las rodillas descendi, poco a poco ascendi, penetrandola lentamente, al tiempo que la alzaba con sus piernas alrededor de mi cintura, note calor, mucho calor, y presion, aprete su culo atrayendola más a mi, ella comenzó a moverse, a subir y bajar apoyandose en mis hombros, yo me movia, delante y atras embistiendola, el ritmo aumentaba, mis manos apretaban su culo cada vez más, deslizando uno de mis dedos hasta sentir el calor y la presion de estar dentro suyo. Nuestras caras se juntaron, su pelo mojado humedecio mi cara, sus movimientos eran cada vez más salvajes, la oi gritar al tiempo que cerraba los ojos, sentia su calor en todo mi cuerpo.

jueves, noviembre 04, 2004

La camarera

Jugabamos a billar en un local del centro, todas las mesas llenas de gente, la barra ocupada por los de siempre, y la camarera morena, con su profundo escote y su minuscula minifalda, como todas las noches, centro de las miradas.
Una amiga me recordó que yo nunca miraba a las camareras, que raro eres, me decia. Yo le contestaba que preferia mirarla a ella. Me encanta cuando se ruboriza a la vez que sonrie.
Pero recuerdo a aquella camarera perfectamente, recuerdo sus palabras en mi oido atraves de la barra, recuerdo la suavidad de su cuello, recuerdo el brillo de sus labios, recuerdo su lengua penetrando en mi boca, recuerdo cuando, quitandose el sujetador, sus pechos quedaron desnudos, recuerdo como se endurecian sus pezones al contacto con mis labios, la recuerdo con sus manos en mi pecho, mis manos en su cintura, la recuerdo mirandome a los ojos, desde arriba, y recuerdo como su boca se enteabria cuando su cadera se apretaba contra la mia, y recuerdo como sus ojos miraban hacia arriba cuando nuestras pelvis se distanciaban, recuerdo sus movimientos cada vez más rapidos, recuerdo sentir como cabalgaba bruscamente encima mio y recuerdo sus palabras en mi oido cuando los dos descansabamos, sin movernos, sin deshacer lo hecho.
Y me despierto, y no recuerdo nada, no recuerdo el local, no recuerdo a la camarera, no recuerdo a mi amiga, me despierto y no recuerdo nada.

miércoles, noviembre 03, 2004

El primer beso

Fue el primer beso un beso inesperado, como esa tormenta de verano en una tarde soleada, gotas de lluvia que sientes en la cara, y en tus brazos, brazos que el sol calienta. Solo piensas en una nube cargada de agua, pero cuando te das cuenta, el agua te traspasa, moja la camiseta, y el pelo se empapa, y en vez de correr a refugiarte, extiendes los brazos, extiendes los brazos y miras al cielo, y gritas, gritas fuerte, y te refresca, y te sientes bien, como en el primer beso.

martes, noviembre 02, 2004

Incredulidad

Estabamos en el coche, en una playa oscura.
El sonido de las olas, acompañado de la brisa del mar que nos refrescaba, entraba por nuestras ventanillas bajadas. Yo tumbado, con el torso desnudo y ella sentada, encima mio, acariandome, riendo. Nuestra primera cita.
Entre nuestras risas, un nuevo sonido entro por la ventanilla, eran unos gritos, una chica, un coche a cincuenta metros. Nuestros besos ahogaron sus primeros gritos, nuestras risas los segundos y terceros, sus palabras de incredulidad los cuartos y quintos.
Me preguntó ¿de verdad existen chicas asi?