He vivido una vida de ojos negros. Los claros han aparecido en ella siempre asombrándome, pero me he enamorado de ojos negros.
Ya en el colegio, en esa edad donde el cruce de miradas no tiene tintes sensuales, mi preferencia era una chica de grandes ojos negros y pelo lacio enmarcando su redonda cara. Cuando te miraban aquellos ojos parecías descubierto de tus mas íntimos secretos.
Más tarde, mi primera novia, una delgada chica de cabello claro y rizado, tenia unos ojos oscuros que parecían estar sorprendidos siempre. Su sonrisa inocente y sus ojos admirativos le conferían el misterio de quien no sabes si guarda un secreto o está esperando el momento justo para contártelo.
Después, en mi primera relación seria, un rostro moreno, de chica del sur con rasgos gitanos, solo podía tener aquellos ojos. Unos ojos que alumbraban cualquier situación; confío en que lo sigan haciendo. Aquellos ojos no necesitaban una boca para sonreír, no necesitaban unas manos para acariciarte, sus ojos podían hacerlo. Aún hoy, cuando pienso en ella, puedo verla sonreír solo con su mirada.
Ya en el colegio, en esa edad donde el cruce de miradas no tiene tintes sensuales, mi preferencia era una chica de grandes ojos negros y pelo lacio enmarcando su redonda cara. Cuando te miraban aquellos ojos parecías descubierto de tus mas íntimos secretos.
Más tarde, mi primera novia, una delgada chica de cabello claro y rizado, tenia unos ojos oscuros que parecían estar sorprendidos siempre. Su sonrisa inocente y sus ojos admirativos le conferían el misterio de quien no sabes si guarda un secreto o está esperando el momento justo para contártelo.
Después, en mi primera relación seria, un rostro moreno, de chica del sur con rasgos gitanos, solo podía tener aquellos ojos. Unos ojos que alumbraban cualquier situación; confío en que lo sigan haciendo. Aquellos ojos no necesitaban una boca para sonreír, no necesitaban unas manos para acariciarte, sus ojos podían hacerlo. Aún hoy, cuando pienso en ella, puedo verla sonreír solo con su mirada.