El calor comenzaba a nublarme la vista y la machacona música había inutilizado mi capacidad auditiva. Solo el cubata que llevaba en mi mano izquierda, gracias al hielo y quizá a algún efecto del alcohol que más tarde intentaría resarcirse, me permitía mantenerme en pie con un mínimo de dignidad entre las amigas que mi prima había reunido junto a mi. En ellas la moda eran las largas espaldas morenas al descubierto, casi hasta no tener que imaginar sus glúteos. Mientras intentaba entre sonrisa y sonrisa decir algo que sonará ingenioso sin demasiado éxito, mis ojos buscaban como sacarme de allí aunque fuera solo con la imaginación.
Y lo consiguieron fijando la vista en una chica que frente a mi, bebía apoyada en la barra, tras aquel enjambre de espaldas desnudas. Era morena, de largo pelo liso que caía en puntas afiladas sobre sus hombros descubiertos. Me quedé absorto mirando y olvide por completo el intento de resultar divertido a mis acompañantes. Mis ojos estaban fijos en aquella chica de pantalón vaquero y camiseta negra que sonreía mientras charlaba con su amiga.
Cada vez me era más difícil mantener un mínimo contacto con mi entorno, pues mi mente había conseguido sacarme de allí volando y posarme junto a aquella morena de belleza picasiana que fumaba despacio y sonreía sin apartar la mirada de su pelirroja amiga.
Entonces me sumergí en la duda existencial. Mostrarme como un maleducado ante las amigas de mi prima e intentar conocer a aquella chica de boca grande y nariz afilada o dejar que acabará aquella noche de despropósitos y dejar un buen recuerdo totalmente olvidable del primo de Maria.
Debe ser que en el fondo soy un buen chico, o que cualquier excusa es buena para no enfrentarte a la fría mirada de una chica a la que quieres conocer y ella probablemente a ti no, pero el caso es que seguí entre aquellas chicas de moreno artificial y conversación similar.
Tras unas risas, más de un cubata y un par de horas, conseguí encontrar el lado positivo de las amigas de mi prima, quizá ayudado por el hecho de que ya hacia tiempo que mi inalcanzable belleza picasiana se había esfumado de aquel local playero.
Pasadas las cinco de la mañana decidimos abandonarlo nosotros también y nos dirigimos a los coches caminando por el paseo repleto de gente muy dispar. Gente que no podía mantenerse en pie, gente que pronto no podría mantenerse en pie y parejas que con la excusa de contemplar la luna estaban haciéndose mutuamente un examen bucal sino anatómico.
Y lo consiguieron fijando la vista en una chica que frente a mi, bebía apoyada en la barra, tras aquel enjambre de espaldas desnudas. Era morena, de largo pelo liso que caía en puntas afiladas sobre sus hombros descubiertos. Me quedé absorto mirando y olvide por completo el intento de resultar divertido a mis acompañantes. Mis ojos estaban fijos en aquella chica de pantalón vaquero y camiseta negra que sonreía mientras charlaba con su amiga.
Cada vez me era más difícil mantener un mínimo contacto con mi entorno, pues mi mente había conseguido sacarme de allí volando y posarme junto a aquella morena de belleza picasiana que fumaba despacio y sonreía sin apartar la mirada de su pelirroja amiga.
Entonces me sumergí en la duda existencial. Mostrarme como un maleducado ante las amigas de mi prima e intentar conocer a aquella chica de boca grande y nariz afilada o dejar que acabará aquella noche de despropósitos y dejar un buen recuerdo totalmente olvidable del primo de Maria.
Debe ser que en el fondo soy un buen chico, o que cualquier excusa es buena para no enfrentarte a la fría mirada de una chica a la que quieres conocer y ella probablemente a ti no, pero el caso es que seguí entre aquellas chicas de moreno artificial y conversación similar.
Tras unas risas, más de un cubata y un par de horas, conseguí encontrar el lado positivo de las amigas de mi prima, quizá ayudado por el hecho de que ya hacia tiempo que mi inalcanzable belleza picasiana se había esfumado de aquel local playero.
Pasadas las cinco de la mañana decidimos abandonarlo nosotros también y nos dirigimos a los coches caminando por el paseo repleto de gente muy dispar. Gente que no podía mantenerse en pie, gente que pronto no podría mantenerse en pie y parejas que con la excusa de contemplar la luna estaban haciéndose mutuamente un examen bucal sino anatómico.
Después de llevar a su casa a dos de las chicas me dirigía ya a casa, somnoliento y con ganas de soñar con aquella morena de paso fugaz, cuando, en un semáforo, al mirar a mi derecha, descubrí una sonrisa conocida, era ella. Me miraba y sonreía.
12 comentarios:
Uhms...¿puedo suponer que la noche concluyo en la playa?...Tener una segunda oportunidad quizás nos hace ser más valientes...Besitos de buenos dias mi querido Baco.
¿Cómo era esa sonrisa mi dulce Baco? ¿y esa mirada?....cuántos segundos cómplices habian en esa mirada y esa sonrisa? Estoy segura...que seran siempre un buen recuerdo en tu memoria....Un post, reposado el de hoy....qué agustito...! Un dulce beso mi Baco.
Sin duda alguna al Sr. Baco le seducen las morenas ;) ....jeje.
Bonito y lindo dia para usted!!!
maricoché,estoy de acuerdo,morenas y con vaqueros...creo q es su prenda favorita ¿no Señor Baco? jejej Besitos
Teneis toda la razon, y con los pechos pequeños...
Hubo sexo Señor Baco?
Un besito
Los azares de la vida muchas veces son sorprendentes y llenos de poesía...
¡Besos Baco!
Elisabeta, llegará la segunda parte :P
Un besito de buenos dias mi querida Elisabeta ;-)
Ahh Paquilou, que dificil explicar una sonrisa o una mirada...
Un beso mi dulce paquilou.
Maricoché, usted siempre intentando encasillarme... le parezco encasillable con tanta facilidad? :(
Un beso guapa
Jajaja, Elisabeta, parece que maricoché dijo algo que piensa todo el mundo... ummmm
No tengo prenda favorita, mientras se pueda quitar esta bien ;-)
Mil besos guapa!!!
Galilea que descarada es usted :-)
Los pechos me gustan de todos los tamaños... un defecto que tengo :P
Y lo del sexo, no diré nada sin presencia de mi abogado.
Un beso guapisima!!
Cristal, que alegria volver a verte por aqui :D
Besos de un admirador.
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