viernes, marzo 11, 2005

Un papel

Una vez por semana coincidíamos en aquella clase de Inteligencia Artificial, eran dos horas, pero no parecían más de cinco minutos.
Mis ojos estaban durante las dos horas recorriendo su cuerpo, sus hermosas manos de largas uñas, o sus preciosos ojos claros perfilados con una oscura línea de rimel. O sus voluminosos labios siempre pintados de un llamativo rojo brillante.
Nuestras miradas se cruzaban una y otra vez y solo sonrisas salían de nuestros labios. Aun hoy, cuando cierro los ojos recuerdo aquellos descansos viéndola esperar, fumando suavemente, mientras uno de sus brazos se cruzaba bajo sus voluptuosos pechos.
Un mediodía, cuando fui a coger el coche encontré una hoja en el parabrisas:
¿Te gustaría llamarme?
Pensé durante toda la tarde si debía hacerlo o no, tenia la certeza que el número escrito en aquel papel era el teléfono de aquella chica pero me sentía inseguro, ¿que decirle?.
No llame.
Días después volvimos a coincidir en aquella clase, nuestras miradas ya no se cruzaron.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

basta de cobardia!
yo hice una vez algo parecido. Le dejé mi tlfno al camarero de una cafetería a la que solía ir un chico muy atractivo.
Le pedí al camarero que se lo diera cuando volviera, pero nunca llamó nadie.
Tampoco volví a verlo.
¿Quedarse con la duda de "y si...?
no no no no
llámala!

Elisabeta dijo...

Bueno,menos mal q no podía postear estos dias,me daba error...
Supongo que con ese papel termino la magía de las miradas,quizás pq la viste "accesible"...¿o fué cobardía? Desde luego para la chica si sería decepcionante no recibir esa llamada,...Besitos

Baco dijo...

Miuss, aquello paso hace mucho tiempo... ya no hay un "llámala"
Pero bueno, de todo se aprende no?

Un beso.


Elisabeta, imagino que fue cobardia... ojala poco a poco nos quitemos de encima todo el mundo esa cobardia.
Un beso guapa!