Sabías a mi, tu boca me transmitía el sabor de mi sexo, la humedad de mi coño, húmedo y caliente por ti, por la cercanía de tu piel y la habilidad de tu lengua, esa lengua que ahora luchaba con la mía, mientras tu polla se adentraba por primera vez en mi, presentándose erguida y brillante, y fue acogida por mis entrañas que tantas veces habían fantaseado por tenerla cerca.
La dureza de tu verga con la puntita rojiza y brillante resbalando hacia dentro, iba siendo arropada por los pliegues de mi coño, mientras intentaba contraer mi vagina como queriendo saborear cada milímetro de tu piel, como una niña absorbiendo, succionando, la nueva golosina del mercado.
Sentía tu sexo luchando por ascender y ascender mientras yo lo apretaba para que entrara y no saliera, con el mayor roce, la mayor fricción, y así te amarre con mis piernas en tu cintura para que ya no te escaparas. Te quería dentro, y cuando por fin ganaste la lucha y lo conseguiste, te miré a los ojos, por primera vez, los ojos que había imaginado en cada palabra tuya, en cada uno de tus comentarios y que ahora tenía frente a mi.
Rodeado por tus piernas, apretándome contra ti, sintiendo todo tu cuerpo en el mío, sintiendo cada centímetro de tu piel unirse con la mía, así es como te follaba, lentamente, con movimientos pausados de mi cintura, entrando y saliendo de tu coño que devoraba mi polla insaciable, apretando mi culo contra ti cuando sentía que había llegado al tope, que entre nuestras pelvis no quedaba ni un centímetro libre. Y mientras eso pasaba allí, tus ojos me habían hipnotizado, no podía dejar de mirarlos mientras nuestros labios jugaban entre ellos, mientras sentía tu labio inferior en mi boca, mientras recorría con mi lengua la comisura de tus labios, mientras tu lengua penetraba hasta mi garganta, llevándose contigo los últimos restos de tu coño, un coño que ahora estaba ardiendo, junto con mi polla, los dos palpitando, juntos. Al igual que notaba palpitar tus pechos bajo el mío, mientras mis embestidas se aceleraban y tus gemidos aumentaba.
La dureza de tu verga con la puntita rojiza y brillante resbalando hacia dentro, iba siendo arropada por los pliegues de mi coño, mientras intentaba contraer mi vagina como queriendo saborear cada milímetro de tu piel, como una niña absorbiendo, succionando, la nueva golosina del mercado.
Sentía tu sexo luchando por ascender y ascender mientras yo lo apretaba para que entrara y no saliera, con el mayor roce, la mayor fricción, y así te amarre con mis piernas en tu cintura para que ya no te escaparas. Te quería dentro, y cuando por fin ganaste la lucha y lo conseguiste, te miré a los ojos, por primera vez, los ojos que había imaginado en cada palabra tuya, en cada uno de tus comentarios y que ahora tenía frente a mi.
Rodeado por tus piernas, apretándome contra ti, sintiendo todo tu cuerpo en el mío, sintiendo cada centímetro de tu piel unirse con la mía, así es como te follaba, lentamente, con movimientos pausados de mi cintura, entrando y saliendo de tu coño que devoraba mi polla insaciable, apretando mi culo contra ti cuando sentía que había llegado al tope, que entre nuestras pelvis no quedaba ni un centímetro libre. Y mientras eso pasaba allí, tus ojos me habían hipnotizado, no podía dejar de mirarlos mientras nuestros labios jugaban entre ellos, mientras sentía tu labio inferior en mi boca, mientras recorría con mi lengua la comisura de tus labios, mientras tu lengua penetraba hasta mi garganta, llevándose contigo los últimos restos de tu coño, un coño que ahora estaba ardiendo, junto con mi polla, los dos palpitando, juntos. Al igual que notaba palpitar tus pechos bajo el mío, mientras mis embestidas se aceleraban y tus gemidos aumentaba.
7 comentarios:
Asi es, aqui sigo solito, usted debe haber hecho reflexionar a quienes me leian. ;-)
Un saludo.
Ya llegue, voy a leer, le capitulo 6...uissss pos si esta esto tranquilo. pero baco hay mucha gente que lee,pero no comenta y eso es bueno..o eso creo..
lavecinita
Pero habrá vol.7 no?
Muchos somos los que te leemos y guardamos silencio. A veces por vagancia, a veces por no saber que decir, a veces por miedo a interrumpir lo que parecen charlas privadas...
Un abrazo socio.
Antes me he olvidado de firmar.
Teseo
Gracias Vecinita
Gracias Teseo (aqui no hay charlas privadas, pero tambien me gusta los que leis en silencio... yo os leo a bastantes y no en todos los post tengo costumbre de comentar).
Baco...que me he pasado media mañana visitando tu blog a ver si me alegrabas la vista en la oficina,y nada...y ahora de noche se me ha "amontonado" la tarea,jejeje...Bueno,hoy no he tenido q disimular mis pensamientos lascivos en la oficina...y puedo leer relajadamente en casita...imaginando la escena...mmmmmmm
Elisabeta no es bueno que se te amontone la faena, algo tendremos que hacer ;-)
Publicar un comentario