lunes, diciembre 25, 2006

Feliz Navidad

Los días se consumen entre viajes y hoteles, conversaciones y decisiones, cenas sin acompañante y habitaciones solitarias. Habitaciones que se han convertido en un lugar más de trabajo donde solo unos pocos minutos se pueden robar para evadirse leyendo. Pero los momentos para escribir se deslizan entre las horas como queriendo desaparecer y este rincón que antes habitaba Baco ahora parece deshabitado. Llego de noche y el viento sopla como queriendo borrar las letras que tanto tiempo llevan ya aquí escritas.
Letras que han hablado de amor muchas veces, de sexo otras tantas, de sufrimiento, de sonrisas y de misterios, de mi, y de ti. Letras que han servido para contar una vida y sin darme cuenta, para vivir otra. He conocido a personas únicas, a corazones y miradas, a palabras y labios, pieles y sentimientos. Y aun hoy, 25 de diciembre del 2006 entran nuevos lectores diciendo que han recibido una bonita sorpresa descubriéndome por casualidad.
Mi primera lectora, Natalia, fue mucho más de lo que podía esperar de mis letras. Tras estos casi dos años y medio me quedo sin palabras para explicar lo que se siente habiendo multiplicado ese primer lector por doscientos.
Así que, Feliz Navidad a todos los que alguna vez me habéis leído.

lunes, diciembre 04, 2006

Meme musical

Todas, una bitácora a la que me une un cariño muy especial, y en su voz Amaya (koon), me ha invitado a continuar un meme diferente.
Este meme nada convencional consiste en responder a las preguntas formuladas usando solamente los títulos de las canciones del grupo o cantante musical elegido.

Yo elijo para describirme a
Andres Calamaro.

• ¿eres hombre o mujer?:
Loco

• Descríbete: Mi propia trampa

• Qué sienten las personas acerca de ti:
El novio del olvido

• Cómo describirías tu anterior relación sentimental: No sé olvidar

• Describe tu actual relación con tu novio: Una deuda del corazón

• Dónde quisieras estar ahora: La parte de adelante

• Cómo eres respecto al amor: Nunca es igual

• Cómo es tu vida: Me arde

• Qué pedirías si tuvieras un solo deseo: El tercio de los sueños

• Escribe una cita o frase sabia: No me pidas que no sea un inconsciente
Ahora despídete: Adios, Amigos, Adios

Invito a continuar este meme a todos los que hayan sonreído leyéndolo.

jueves, octubre 19, 2006

Mojada

Creo que nunca vi llover tanto. Era un día gris iluminado por una extraña luz. Sus pasos acelerados resonaban sobre la acera encharcada mientras caminaba al lado de mi coche detenido en un semáforo. El agua sobre la ventanilla enturbiaba la fotografía de su pelo rojizo y su respirar acelerado y cansino. Se alejó derramando agua por su negra gabardina y cuando doblé la esquina con el semáforo en verde, al borde de la carretera, con un brazo empapado en alto intentaba encontrar algún taxi vacío.
Detuve mi coche frente a ella, baje la ventanilla del acompañante e inclinándome le propuse llevarla a donde quiera que fuera. Sin mirarme negó con la cabeza. Me alejé dejando aquella figura gruesa de largo pelo cobrizo y enormes pechos mojándose en soledad.
Entre el atribulado tráfico que depara un día lluvioso en esta ciudad y a paso de tortuga por el infernal atasco rodeé la manzana y llegué al mismo semáforo. Esperé paciente que volviera a ponerse en verde y por segunda vez doble aquella esquina. Allí seguía, calados sus pantalones hasta la altura de la rodilla. Desesperada y mojada volví a detenerme frente a ella. Baje la ventanilla e inclinándome susurré: ¿cuántas vueltas voy a tener que darle a la manzana antes de que me dejes llevarte a donde vayas?
Me miró, sonrió y desvió la mirada confusa. Antes de que volviera a negarse abrí la puerta e indecisa entró. Sin mirarme susurro un gracias cuando el coche comenzó a moverse.

miércoles, octubre 11, 2006

Carta para ti

Era la primera vez que alguien no esperaba algo de mi. Tus palabras no tenían dobles intenciones. Tus ojos solo miraban. No juzgabas ni buscabas. No deseabas ni huías. Tus manos no pretendían acariciarme ni tus labios besarme. No habían caretas. Tus sonrisas eran solo tuyas y tus silencios eran pensamientos. No enseñabas ni buscabas profesor. Solo éramos tu y yo.

jueves, octubre 05, 2006

Todo lo que conservo de ti,
se puede guardar en mis bolsillos.
Un papel arrugado, una goma del pelo,
sonrisas, palabras,
las cicatrices en mi cuerpo,
y tus miradas.
Todo lo que conservo de ti,
un puñado de recuerdos.

domingo, octubre 01, 2006

El animal esta despierto

La soledad de las ideas a veces encierra al animal en jaulas de barrotes de oro. Y este, aburrido, calla y duerme en un rincón.
Y quizá, un dia, alguien introduce la mano entre los barrotes y lo acaricia lentamente hasta que despierta sobresaltado. Las ideas parecen congelarse, y comienzan a oírse los gritos de la bestia. Deseas salir de esa jaula y besar los húmedos labios de la dueña de esa mano que acabó con el sueño de tus pasiones. Deseas romper las ropas que la visten, deseas lamer sus pechos y deslizar tus dedos hasta su vagina, deseas oír como grita mientras hundes en ella tu erguida polla.
Y eres tú quien gritas o acaso el animal liberado que golpea la verja que le impide tocarte, que le impide besarte, lamerte y follarte.

martes, septiembre 19, 2006

Carta bajo la puerta

Desde que, contra mi voluntad, decidiste dejar la relación, supe que nada sería igual.
Sin duda para mi nada lo fue, después de cien días envueltos en lagrimas ahogadas en el almohadón violeta de mi habitación salí a la calle indefensa y sin ganas de cruzarme a nadie. Era otra persona.
Pero ¿y tú? ¿acaso algo siguió igual para ti? Adentrarse en aquel mundo de caras desconocidas, sonrisas insinuantes y miradas provocadoras era lo que deseabas ¿no?
¿Cuantos cuerpos recorriste con tus manos? ¿cuántos gemidos oíste? ¿cuántos cierres de sujetador aprendiste a desabrochar?
Fueron muchos los dedos que se entrecruzaron con los tuyos, muchos los labios que besaste y los cuerpos que desnudaste. Pero dime, en aquellos pechos, grandes, medianos, pequeños o enormes, redondos o puntiagudos, descolgados o tersos, en aquellas pieles blancas o morenas, ¿encontraste en alguno de ellos lo que buscabas? ¿algún beso te dio lo que te faltaba? ¿alguna de sus vaginas te llevo donde querías ir? ¿descubriste el secreto tras alguna de sus palabras?
Por curiosidad, ¿recuerdas los nombres? ¿sus voces? ¿recuerdas que era lo que te gustaba de cada una de ellas?
Tras estos años de noches imposibles y colección de perfumes ¿tu vida es mejor? ¿es más divertida? ¿esta más llena?
Baco, ¿tu vida tiene mas sentido ahora?

miércoles, septiembre 13, 2006

Meme bloguero

Deakialli me hace un encargo y ya sabéis mis debilidades. Así que no puedo negarme a satisfacer su curiosidad.
¿Cuánto tiempo llevas blogueando?
Esta rara aventura de Baco comenzó un caluroso 19 de agosto del 2004. Por eso hace poco estuvimos de celebraciones.
¿Cómo te enteraste de la existencia de los Blogs y empezaste a bloguear?
Perdido en las espesuras de la red comencé a leer cosas muy interesantes escritas por personas desconocidas. No hacia falta un libro, ni un periódico, ni siquiera un portal. Gente anónima escribiendo con el corazón. Dime cinco Blogs que sigas a diario o con mucha frecuenciaAquí comenzamos a tener que elegir. Leo con toda la frecuencia que puedo mucho más de cinco blogs, así que no voy a seleccionar. Una buena manera de empezar es por mis enlaces de “Otras confesiones”, aunque sin duda hay muchos más.
¿Eres lector anónimo de algún Blog?
De la mayoría que leo soy anónimo.
¿Algunos autores que te despierten especial simpatía?
¿Nuevamente tenemos que elegir? Hay muchos y no os voy a aburrir, pero seguro que tú eres uno de ellos.
¿Qué blogs consideras de mayor calidad?
Si hablamos de blogs parecidos al mío sin ninguna temática profesional ni técnica, los de calidad son los que escriben letras sacadas de muy adentro.
¿Con qué cinco blogueros te irías de borrachera?
Uffff, ¿cinco? Me iría con todos los que me leen sin excepción.
¿Con qué tres blogueros pasarías una noche de locura sexual?
¿Pero que manía tienen los memes de preguntar las cosas limitando el numero? Pasaría más de una noche con todas mis lectoras...
¿Te has enamorado alguna vez de un bloguero?
Si. Y hasta ahí puedo leer...
¿Has conocido a alguno más allá del teclado?
Desde luego, y sin duda es una de las mejores cosas que me ha dado la aventura de escribir.
¿Estás satisfecho con tu blog?
Para nada, pero esto es lo que hay.
No paso testigos, pero agradezco a Deakialli que me fuerce a actualizar mi blog.

miércoles, agosto 30, 2006

Vino

Sentada al otro lado de la mesa la contemplaba mientras hablaba. Su piel era lechosa y tenia unos grandes ojos negros de mirada profunda que guardaban algún secreto.
Su pelo corto e intencionadamente despeinado contrastaba con la redondez de su rostro. Me contaba su vida con trazos profundos mientras jugaba con el mechero entre sus manos y solo paraba para dar un trago a la cerveza que nos habían traído. Yo bebía de sus palabras con las mismas ansias con la que poco después bebería de su boca.
Tras las cervezas fuimos a su casa. Me acerqué a su espalda mientras servia el vino. Mis manos alcanzaron su cintura y recorrí su cuello con los labios. Noté como se erizaba su piel. Atraje su espalda contra mi pecho y me perdí en los sonidos de su respiración acelerada. Bebió del vaso de vino y se giró, nos miramos a los ojos unos segundos, los suyos conservaban aquella profunda mirada de secretos que comenzaba a descubrir. Me besó y llenó mi boca de aquel vino blanco. Sonrió. Rodee su cintura con mis brazos y nuestras cinturas se chocaron hundiendo mi entrepierna en la suya. Desabroché la camisa dejando al descubierto los pechos más grandes que nunca había visto. Descendí con la lengua por su cuello pasando por sus hombros y notando sus pezones endurecerse dentro de mi boca. Dibujando curvas de saliva recorrí su ombligo y su vientre mientras retiraba el pantalón. Desde el suelo, de rodillas la vi apoyarse en la mesa, coger la botella de vino e inclinar su cuerpo mientras derramaba el vino en su ombligo. Con la boca abierta me acerqué al lugar donde aquel vino me esperaba. Nuestros labios se juntaron, mi lengua la penetró y bebí de ella.

jueves, agosto 17, 2006

2 añitos

Confesiones de BacoEl calor de la mañana parecía inundar la calle intentando traspasar los ventanales que mantenían el frío acondicionado en mi despacho aquella mañana de agosto que comenzó una aventura que ya no tiene principio, que nunca tuvo fin.
Las palabras brotaban esos primeros días de lo más profundo de mi piel y Baco, entonces, era la explosión de un mortal privado del habla durante muchos años. Estas Confesiones de Baco fueron la ventana por la que Baco todas las mañanas se asomaba para contar sus noches gritándolas con fuerza al infinito.
Nunca podía imaginar que por esa ventana comenzarían a asomarse tantos rostros, tantas historias, tantas sorpresas. En este cristal golpeo un día mi alma gemela y se asomaron infinidad de brillantes ojos.
Aquella ventana que se abrió un día para que de mi vida salieran cientos de fantasmas y miedos se convirtió en entrada de tantas experiencias y personas, que nunca podré olvidar a Baco, nunca podré olvidar estas Confesiones.
Confío en que sigamos acompañándonos por mucho tiempo más, ahora con una nueva imagen para celebrar los dos años juntos.

miércoles, agosto 02, 2006

Dormido

Esta tumbado a mi lado, dormido. Su cuerpo desnudo respira lentamente. Hace unos minutos sudaba y gemía mientras me penetraba con fuerza. Lamía, mordía y apretaba mis pechos a cada embestida. Todavía siento sus labios recorrer mi cuello y sus manos acariciar mis muslos mientras comenzaba a humedecerme. Recuerdo como comenzó a desnudarme lentamente, botón a botón quitó mi camisa y mostró uno de mis pechos, acarició el pezón que se endureció inmediatamente mientras nuestras lenguas jugaban. Todo mi cuerpo ardía y solo deseaba notarlo encima mío, oír su respiración acelerada mientras su pelvis golpea en mi y era invadida por él.
Ahora duerme, como si no hubiera hecho nada. Desnudo y tranquilo. Su respiración es lenta. Pero voy a despertarlo. Voy a acariciar su pecho y a recorrer sus muslos con mi lengua, llegaré hasta su pene y lo notaré endurecerse dentro de mi boca. Y montaré encima suyo. Quiero notarlo dentro, quiero ser yo quien apriete nuestras pelvis, quiero penetrarme con su polla. Y si abre los ojos se los taparé, para eso lo he atado.

miércoles, julio 19, 2006

La conocí

La conocí un día soleado. Uno de esos días que se enmarcan y se cuelgan de la pared si están creados a trazos de acuarela. Sonrió al verme mientras yo hablaba con otra persona. Mis ojos fueron hasta los suyos y no los abandonaron en toda la tarde pese a que no cruzamos ninguna palabra. La segunda vez que nos vimos fue la última. Su lengua jugaba en mi cuello mientras se apresuraba a desabrochar mi pantalón. Sus labios anunciaban deseo y su pelo ondulaba al ritmo de mis latidos. Nuestras bocas aprendían a conocerse mientras una llave se introducía en aquella oxidada cerradura. Acabábamos de tumbarnos en la cama cuando el ruido de la puerta la hizo saltar. Yo todavía seguía confuso cuando ella ya se había puesto el vestido y salía hacia el pasillo nerviosa. Salí por la ventana, pisé una flores amarillas y salté una pequeña valla.

martes, junio 27, 2006

Rompiendo papeles

Abro el cajón y busco con manos nerviosas. Tiene que estar aquí, entre todas estas viejas cartas, envuelta en el olor a papel antiguo. Mis dedos, como un metódico ejercito de hormigas, pasa por todos y cada uno de los papeles y mi corazón se acelera tensando mis arterias al acercarme al final del cajón sin encontrar la maldita carta. Tiene que estar, recuerdo perfectamente haberla metido en el cajón, recuerdo perfectamente como cada una de sus palabras rasgó mi pecho, recuerdo que varias lágrimas humedecieron el papel y que lo siguen haciendo cada vez que la saco del cajón para volverla a leer.
Llego al final y la carta no está. Necesitaba ese trozo de papel. Tras siete años la he vuelto a ver, andaba por una empedrada calle del centro sonriendo mientras un chico cogía su mano. Estaba feliz y parecía enamorada.
Necesito romper su carta y olvidarla definitivamente. Es feliz con otro hombre y no puedo seguir pensando en ella. A rehecho su vida y yo he de rehacer la mía, salir de esta oscura habitación y olvidarla. Necesito encontrar esa carta, su última carta, la única en la que no decía que me quería y romperla. Exhausto, agacho la cabeza y veo un papel en el suelo, bajo la mesa. La última vez que la saqué del cajón para leerla se me debió caer al suelo. La cojo, es la carta que buscaba, reconozco las huellas de mis lágrimas.
Voy a romperla, aprieto los dedos sobre ella decidido... pero ¿y si antes leo su despedida por ultima vez?
La despliego y comienzo a leer...
“Nos causa profundo dolor comunicarle la noticia de que su mujer viajaba en el barco de nuestra compañía que naufragó, encontrando la muerte el día catorce de febrero de...”

martes, junio 20, 2006

Para ti

De piel blanca y fría, de corazón rojo y caliente, de garras impertinentes que rasgan las entrañas de tu mancebía. Tu mirada caza mariposas en la soleada campiña de trigo que oculta tus rizos mientras de tus labios surge la vida en palabras no oídas. Sueños deseados sobre tu cuerpo desnudo de pezones rosados mientras de tu encarnada boca vuelan besos que sacian la sed evocada en la suavidad de tu piel amada. Sonrisa recordada, belleza alumbrada, amor consumado en tus ojos de mar azulado. Cuerpo deseado, deseo soñado.

miércoles, junio 07, 2006

Todo empieza

Todo empieza con la sorpresa de una mirada. El deseo brotando en la piel cuando todavía es irreconocible. Una sonrisa despierta a las mariposas en lo hondo del estomago en un aleteo que llegará a ser frenético. Una palabra desboca ríos de sangre tensando arterias. Una caricia y no habrá marcha atrás. Un beso... un beso y el mundo será mío.

martes, mayo 30, 2006

Náufragos

Preguntaste no hace mucho tiempo que era lo que me gustaba de ti. Lo preguntaste como sueles hacerlo, con los labios casi cerrados y con la mirada perdida entre las alturas de la ciudad. Lo preguntaste como si no esperases respuesta. Como los náufragos echan las botellas al mar.
El brillo del atardecer fugándose entre los árboles camufló mi respuesta y otras palabras alejaron la botella de la costa.
Sobre la cama, ambos de rodillas, nos besamos. Tus ojos cerrados perdidos en algún sueño y mis manos recorriendo la suavidad de tu piel enardecida. Descienden mis labios abandonando los tuyos, acarician tus mejillas y se funden en la línea de tus hombros mientras noto el calor de tu pecho prender en el mío. Paso mis brazos por tu cintura y te atraigo hacia mi, mis manos extendidas en tu espalda descienden hasta tus muslos mientras me rodeas con las piernas. Te alzo aferrándote por el culo y te penetro con fuerza mientras me inundas con tu respiración acelerada y con tu leve quejido al notar como me sumerjo en ti. Me abrazas y comienzas a moverte encima mío, cabalgando lenta, pausadamente.
Lamo tus pechos, juego con tus pezones presionándolos entre mis labios, notándolos endurecen en mi boca mientras tu pelvis golpea la mía cada vez con más fuerza, más violentamente. Como violentos son tus mordiscos, tus uñas clavándose en mi espalda, tus piernas apretando mi cintura y tus gemidos resonando en el silencio.
Posadas mis manos en tu cintura me detengo y alzo la cabeza hasta alcanzarte con la mirada. Me miras, entre suspiros, entre suaves movimientos y bruscas embestidas. Me miras, y cuando el calor une nuestros cuerpos con la fuerza del fuego, cuando tus movimientos comienzan a ser convulsivos, cuando tus gemidos tiemblan en el aire transformándose en gritos, el sudor de nuestros cuerpos se funde en un solo sudor y tus uñas penetran en mi piel, entonces te miro y contesto a la pregunta de aquella botella de cristal.

jueves, mayo 18, 2006

Hoy

Hoy fue un día de hace años.
Tus palabras fueron otras pero sonaban como hace años, y el beso fue en la mejilla pero sabia como hace años, y tu mirada era distinta pero brillaba como hace años. Y como hace años querría alcanzarte la luna y dejarte en ella, y saber que nunca te iras. Saber que solo tengo que mirar al cielo para verte, que solo tengo que alzar la mano para tocarte, que solo tengo que darte la luna para tenerte. Y así, besarte en la brillante soledad. Y oírte hablar en silencio. Y sentirte respirar en sueños. Y todo por la luna. Y solo por la luna. Como hace años, hoy te daría la luna.

miércoles, mayo 10, 2006

Mientras no era mía

Caminaba por una de esas calles que surcan mi piel, sintiendo como caían sobre mi los antiguos caserones de piedra dorada, cuando vi frente a mi la silueta de una mujer velada en el sol del atardecer. Recorrí los pasos que nos separaban con la certeza de que aquellos trazos helenísticos serían míos. Y cuando la luz retiro el velo que escondía su cara supe que a aquella mujer la conocía incluso antes de verla. Aquella silueta recortada al fondo de la calle, aquel rostro de enormes ojos negros, era la imagen del deseo. Y su supremo cuerpo de aroma sensual y voluptuoso era el lecho de mi codicia. Pero la sonrisa dibujada por sus rosados labios fue el inicio del final.
Yo quise a aquella mujer cuando no era mía, mientras no era mía. En sus brazos, saboreando la dulzura de la suave piel de sus caderas, sentí la hiel en mis labios cuando fui consciente de que ya era mía.

miércoles, mayo 03, 2006

Recuerdo

Todavía recuerdo sus manos de largos dedos y afiladas uñas recorrer mi pecho desnudo y sudoroso. Todavía recuerdo el calor sofocante que cubría cada rincón de aquella casa. No puedo olvidar su penetrante mirada mezcla de placer y odio. Recuerdo como comenzó a desvestirme lentamente. De forma metódica retiró mis zapatos y deslizo por mis piernas el pantalón. Sus manos penetrando en la costura de mis calzoncillos, estirando de ellos hacia abajo y destapando mi erección involuntaria. Recuerdo como sus labios se aproximaron a ella hasta poder notar el calor de su respiración. Todavía hoy puedo recordar sus labios suaves como las nubes, su lengua fría como la oscuridad penetrando en mi y su cuerpo rozando el mío. Recuerdo sentir sus eróticas curvas invadirme y sus redondos pechos presionar el mío. Recuerdo sus puntiagudos pezones clavarse en mi como estacas de placer. Añoro mi piel calida romperse en mil sensaciones al contacto de su gélida piel blanca.
Todavía hoy, en la oscura soledad, huelo el embriagador perfume que destilaba su largo cabello negro cubriendo la desnudez de su espalda cuando la muerte marchó de mi habitación.

jueves, abril 20, 2006

Confesión

Con ansia de descubridor devoro los folios escritos con trazo emocionado. Sus palabras mecen mis sentidos, sus deseos desgarran mi piel y si no vibrase sobre el papel la luz de la lámpara que me cobija de la oscuridad del salón, pensaría que estoy dentro suyo, en sus entrañas, recorriendo cada uno de los pliegues que esconde.
Habla de aquel día de enormes nubes grises llenas de lágrimas. De la primera vez que vio sus brillantes ojos azules y su tez blanca como la nieve mirando desde la pequeña ventana del puesto de cobro mientras ella colgaba la manguera en el surtidor de gasolina.
Recuerda la sonrisa que penetró en su pecho cuando detuvo el coche frente a la caseta para disponerse a pagar y como bajo la mirada muerta de vergüenza. Recuerda las miradas furtivas de deseo incomprendido mientras le cobraba. Y recuerda el segundo y el tercer día de miradas y sonrisas. Y nunca olvidará la palabra guapa salir de los rosados labios de la princesa de color de nieve.
Pero sigue sin explicarse de donde sacó fuerzas para invitarla a cenar. Y sigue sin explicarse porque fue aquella calurosa noche de junio al restaurante donde habían quedado tras pensarlo una y mil veces.
Sus palabras tiemblan en el papel cuando recuerda como escondía la mirada vergonzosa mientras se sentaban. Pero también recuerdan perderse en sus ojos, en silencio, como quien mira al tranquilo mar en un atardecer primaveral. Ojos azules decorando una piel que de tan blanca parece imposible.
Las risas y las palabras son las flores de un jardín repleto de fuentes que emanan de los silencios. Silencios de miradas penetrantes. Silencios rosados como sus mejillas o los labios de ella.
Silencios que coronaron la noche cuando se despedían en el portal de madera de su vieja casa. Silencios que se rompieron como cristales cuando aquella princesa de ojos marinos beso sus ardientes labios y el mar fue tempestad que la arrollo hasta la cama de aquel viejo caserón, y el silencio torno a gemidos que lo inundaban todo, y la blanca nieve de su piel se derritió entre sus manos temblorosas e inexpertas.
Y ahora yo leía envuelto en una manta de soledad y lleno de las lágrimas de aquellas nubes grises la razón de su partida.

martes, abril 04, 2006

La soledad de la noche

La soledad de la noche no es algo imaginado. Despierto desnuda y sola sobre la cama. El sol filtrado en la ventana calienta mis muslos. O quizá el calor se conserva.
Recuerdo unos brazos fuertes y unas grandes manos asiendo mi cintura. Recuerdo unos duros labios y una boca voraz mordiendo los míos.
Veo unos ojos negros como el vacío que me miran en aquel restaurante de apariencias y postín.
Veo una sonrisa expresiva y una cara sin días de afeitado. Una voz grave y una mirada intensa son suficientes para que mis acompañantes desaparezcan. Ahora solo su piel me interesa.
Recuerdo besar su cuello y acariciar su pecho. Y como sus dedos hundidos en mi pelo acunan mi gemido. Olvidé sus palabras y sus actitudes. Pero recuerdo el vello anunciando su duro miembro. Recuerdo moverme ansiosa cabalgando sobre su pelvis desbocada. Todavía puedo oír sus gritos resonando en mi interior mientras evoco mis afiladas uñas clavándose en su espalda.
Solitaria en la cama, deslizo mis dedos sobre los labios y saboreo el salado de tu cuerpo.

La soledad de la noche no es algo imaginado.

martes, marzo 28, 2006

Gracias

Gracias a todos los que me leeis.

PRIMER CONCURSO DE ARTÍCULOS SOBRE LA MUJER DE TODAS


Premios TODAS 2006Segundo Mejor Artículo sobre la Mujer de autoría masculina

Carta en Papel






Premios TODAS 2006
Mejor Artículo erótico sobre la Mujer

jueves, marzo 16, 2006

Cuenta la leyenda

Cuenta la leyenda que en un pequeño pueblo venezolano en la frontera con Brasil, cuando comenzó el parto de la biznieta del último jefe indígena de los Taurepan, en todos los ríos de la sabana se detuvo el agua hasta que se oyó por fin el llanto de la niña. El ancestral Makunaima admirado por lo que había ocurrido fue a verla y prendado por su belleza decidió otorgarle tres virtudes.
La pequeña niña guardaría en sus oscuros ojos toda la belleza y misterio de la sabana. Su sonrisa seria el espejo del Kerekupai-merú, el conocido Salto del Angel. Y su alma seria fuerte y grande como Tepuy Roraima un bloque de piedra de 2800 metros de altura y paredes verticales.

Cargada con bolsas de la compra espera el autobús entre gente y coches intentando huir del atasco. El sol ilumina su largo y liso cabello negro bordeando su cara morena. Su rostro exótico y angelical no es suficiente para librarla de miradas de desprecio o de lujuria, o ambas juntas.
En Venezuela a los siete años tuvo que dejar a su familia para ponerse a trabajar porque no podían mantenerla. Y con quince cuando por fin volvió a casa el que decía ser su padre abusó de ella.
Con dieciocho se quedó embarazada y su pareja la abandonó llevándose al niño tras intentar matarla.
Ahora en España trabaja sin contrato y el permiso de residencia se le terminó hace un par de meses. Su ilusión es la de juntar pronto el dinero suficiente para por fin vivir con su hijo.
Esta noche irá al fútbol, de madrugada la cara más despreciable de esta ciudad bañada en el mediterráneo se encontrará con ella en una oscura calle, pequeña y solitaria. Esta noche un desalmado abusará de ella una vez más.

Cuenta la leyenda que nunca nadie le quitará la sonrisa a la princesa de los Taurepan, como nunca se secará el Kerekupai-merú.
Cuenta la leyenda que nunca nadie podrá romper el alma de la princesa de los Taurepan porque nunca el Tepuy Roraima se desplomará
.
Cuenta la leyenda que por las calles de Valencia a veces se puede ver el misterio de la sabana en los ojos de una bella chica que sonríe con el brillo que tiene el agua en el salto más grande del mundo.

jueves, marzo 09, 2006

Hoy es ella

Sus zapatos de afilados tacones resuenan sobre el empedrado de la calle. Camina sin mirar a nadie, altiva como un guerrero dirigiéndose al campo de batalla. Parece armada con sus enormes pechos presos en una elástica camisa blanca, con su peinado de peluquería o esos gruesos labios pintados en rojo. Se escuda tras una mirada fría de duras facciones. No se detiene ante nadie, y nadie puede detenerla. Habla sin necesidad de que la escuchen porque sabe que estarán ocupados mirando sus piernas envueltas en medias negras. No pretende convencer porque la razón se la da su cuerpo. No le importa.
Pero todo eso es la parafernalia de la guerra. Sus verdaderas armas son la inteligencia y el trabajo. Se despierta todos los días a las seis y media de la mañana y su día acaba pasada la medianoche tras hacer la colada. Una charla de cinco minutos con el cliente es suficiente para saber como ha de plantear el caso. Todo esta en su cabeza y el almuerzo lo dedica a repasar las ultimas notas del siguiente proceso bebiendo un cortado y fumándose un cigarro mientras atrae todas las miradas de la cafetería. Hombres haciéndole protagonista de sus fantasías sexuales y mujeres sacándole defectos.
Hoy vino sin peluquería y sin minifalda, sin tacones ni maquillaje. Hoy dedicó el almuerzo a charlar mientras daba cuenta de unos pinchos de tortilla española. Sin armas y sin escudos. Sin posturas ni demostraciones. Hoy es igual de inteligente. Hoy es igual de bella. Hoy es ella.

viernes, marzo 03, 2006

Control (y 2)

Retiras el pantalón sin apenas tocarme pero noto el calor de tus manos cuando deslizan por mis muslos el calzoncillo. Tumbado en la cama, con las manos atadas al cabezal y completamente desnudo, dorado por el calor de las velas que iluminan la habitación pero en la oscuridad que me proporciona el pañuelo que tapa mis ojos siento el vacío de no notar tu cuerpo. Siento el vacío de saberte junto a mi, mirándome, pero sin tocarme.
Sin yo saberlo has cogido un pañuelo de seda de aquel cajón donde guardabas la cadena. Los minutos pasan y la sensación de soledad se ha apoderado de mi cuerpo aumentando el tacto de mi piel hasta el punto de notar multiplicado por diez el roce con las sabanas que cubren la cama. El cansancio y la incomoda posición con los brazos estirados sobre mi cabeza me vence, mis ojos bajo el pañuelo se cierran y pierdo la percepción del tiempo cuando un leve roce eriza la piel de todo mi cuerpo. No sabría decir si han sido tus dedos o tus labios los que han rozado mi muslo.
Solo tú sabes que lo único que me ha tocado ha sido la punta del pañuelo de seda que deslizaste levemente por mi muslo, y sabes que esa sola caricia ha comenzado a excitarme. Ahora paseas el pañuelo colgado de tu mano a lo largo de mi muslo, lentamente, mientras observas como se alza mi pene llevado por el deseo.
Te imagino deslizándote por mi piel, danzando con tus pies desnudos encima de mis muslos mientras el pañuelo acaricia mi cuerpo y roza la verga erguida como homenaje a tu baile. Mi cuerpo se tensa al notar el roce y mi respiración se acelera al notar que el pañuelo ya abraza mi pene suavemente al principio y enroscándose como una serpiente hambrienta más tarde. Ahora sujetas el pañuelo de los dos extremos tensándolo en un abrazo fatal que sigue endureciendo mi pene. Tu respiración se acelera y el comienzo de tus gemidos se clava en mi cerebro de la misma forma que la seda me estrangula. Me pierdo entre palpitaciones de todo mi cuerpo y mis manos fuerzan por soltarse cuando a través del pañuelo noto una fuerte mano de largos dedos agarrarme el pene, tus pechos ya rozan mis muslos y deseo soltarme para rodearte con mis brazos y lamer cada centímetro de tu cuerpo. Tu mano machaca con fuerza mi rígida verga envuelta en seda y todo mi cuerpo se mueve intentando soltarme. Tus gemidos se acallan en mis gritos mientras aprieto las piernas con la fuerza del preso liberado y me corro exuberantemente sorprendido al notar la suavidad y humedad de tu lengua entre la seda del pañuelo...

martes, febrero 14, 2006

Carta en papel

Premios TODAS 2006
Estaba pensando como podría felicitarte este día. Al principio iba a comenzar dándote las gracias por todo lo que me has ofrecido en este tiempo. Esas cosas tan sencillas pero tan valiosas como los besos que me has dado llenando de cariño estos años, o las veces que he aparecido en tu mente cuando no estábamos juntos, esos momentos en los que te has puesto a pensar en mi sin motivo alguno, o todo lo que me has ido enseñado con la paciencia que solo tú tienes conmigo, explicándolo una y mil veces, o las cosas que me has enseñado sin necesidad de explicarlo, estando ahí, a mi lado, esperando que yo solo lo aprendiera, o las caricias que me has dado cuando era una caricia justo lo que necesitaba, o cuando ni yo sabia lo que necesitaba, y como no, las sonrisas que me has dedicado, esas sonrisas que guardas solo para mi, esas sonrisas que me ensanchan el pecho al verlas.
Pero ya sabes que no me gusta mucho darte la razón, por eso descarté darte las gracias y pensé que quizá lo mejor seria decirte lo orgulloso que estoy de ti, lo bien que me siento sabiendo que la mujer de la que estoy enamorado , además de bellísima, es una chica increíblemente inteligente, es buena y sincera. Y además, se esfuerza cada día por ser un poco mejor que el anterior. Sin duda debería contarte aquí lo orgulloso que me siento de ti, de que hayas estado esforzándote por superarte cada día, más aún cuando tienes que soportar a un cabezón de mal carácter difícil de aguantar. Debería contarte las veces que me has dejado con la boca abierta de admiración, aunque luego no haya dicho nada, las veces que he sonreído sabiendo que tengo la suerte de compartir mi vida con una increíble mujer, las veces que en silencio una lágrima a recorrido mi mejilla hasta llegar a mi sonrisa porque no había sitio para ella entre nosotros dos.
Pero supongo que también sabrás que no me gusta mucho parecer adulador, por eso decidí que en esta carta tampoco hablaría de eso.
Y como soy tan egocéntrico, al final decidí que en esta carta hablaría de mi, decidí que te contaría que todas las mañanas, cuando abro los ojos en la cama, noto el calor de tu cuerpo que ha compartido la noche conmigo. Y entonces una sonrisa se dibuja en mis labios, y a lo largo del día, solo pensando en ti podré recuperar esa primera sonrisa. Y cuando conduzco por la ciudad, dirigiéndome al trabajo, no dejo de mirar el reloj para saber si ya te habrás despertado, y cuando comiendo pruebo un buen bocado me gustaría tenerte cerca para compartirlo contigo, y cuando veo el arco iris en el cielo después de la tormenta, me gustaría que estuvieras viéndolo conmigo, y tu nombre sale de mi boca mil veces al día, porque cuando hablo de ti te siento un poquito más cerca. Y cuando por fin nos vemos, desaparecen todos los miedos, todas las frustraciones y todos los agobios, porque cuando te estrecho en mis brazos sé que nada malo me podrá pasar. Me gustaría decirte, que cuando me acuesto todas las noches, cierro los ojos soñándote.

lunes, febrero 06, 2006

Control

Agarra mis muñecas juntándolas en su mano y allí las rodea varias veces con una pequeña soga haciendo un nudo final. Sigo notando sus muslos, uno a cada costado, apretados para mantenerme inmóvil. Lleva mis manos hacia la cabecera de la cama y las engancha a una cadena sujeta a su vez al cabezal. Cada vez estoy más nervioso, aunque mirar su cara de niña siempre me tranquiliza. Sonríe mientras se inclina sobre mi y pasea su lengua sobre mis labios. Busco los suyos pero se retira. Sigue sonriendo.
Ahora su lengua recorre mi pecho practicando surcos imposibles mientras sus manos acarician mis caderas desnudas y en un ascenso vertiginoso alcanzan mis hombros, mi cuello, donde descubro que van acompañadas por un pañuelo, y por ultimo mis mejillas, justo antes de penetrar en la oscuridad impuesta por el pañuelo que cubre mis ojos y se anuda tras mi cabeza. Ya no obtendré la tranquilidad viendo su cara de niña.
La oscuridad viene acompañada de silencio y sus labios jugando en mi cuello los percibo mejor que nunca. Labios calientes que descienden por el pecho y juegan en uno de mis pezones que endurece envuelto en caricias.
Una de sus manos se desliza por mi ombligo hasta llegar a la hebilla del pantalón que desabrocha...

viernes, enero 27, 2006

Gáname

Con voz queda me pediste que te ganara. No dijiste nada más. No hacia falta.
Ya solo tus ojos hablaban cuando me acerqué a ti, sabia que buscar tus labios habría sido inútil, sabia que no me devolverías los besos, todavía no. No quería que tus ojos marcarán las pautas de mis caricias así que te busque por detrás, pero antes pase por los cajones de la mesita de noche y cogí el pañuelo morado. Tú seguías inmóvil, de pie y silenciosa aún cuando con el dorso de mi mano acaricié tus hombros a modo de despedida. Deslicé el pañuelo por tu frente y lo anudé en la nuca. Ahora permanecías en silencio y a oscuras y yo sabía que eso te asustaba, sabía que estabas aterrorizada, porque lo desconocido te asusta, porque no caminarías con los ojos cerrados aunque yo te llevara de la mano y ahora era yo quien controlaba la situación.
Mis manos se posaron en tus hombros destapados y te atraje a mi pecho, tu espalda frente a mi, los dos juntos mientras mis brazos se cruzaban en tu vientre apresándote entre mi cuerpo. Mis manos se deslizaron hasta tu cintura y penetraron bajo tu suéter, fue la primera penetración. Me acompañaba el calor de tu espalda mientras me dirigía a desabrochar tu sujetador, de allí fui a tus pechos que inundaron mis manos huecas, notaba en todo mi cuerpo como endurecían en mis manos que como dos cuencos los retenían mientras mis labios acariciaban tu oreja al tiempo que te susurraba lo que tu ya sabías. Susurraba mi excitación mientras tú la sentías en la presión de nuestras caderas. Mis suspiros se confundían con los tuyos cuando te quité el suéter y me puse frente a ti, admirando tus pechos, apresando tu cintura, descendiendo lentamente con mi lengua desde tu cuello hasta ellos, para besarlos, para notarlos endurecer entre mis labios, para sentir el movimiento ante tu creciente jadeo.
Solo el afán por desnudar tus caderas me distraía del maná de tus pechos de endurecidos pezones y para cuando desabroché tu pantalón mis labios dibujaban un corazón en el centro de tu ombligo. Tuve que arrodillarme ante ti para llevar el pantalón hasta tus tobillos, tuvo que descender mi lengua por tu muslo hasta llegar a tus pies, y entonces tus manos sobre mi cabeza eran el último refugio de tu reserva. Permanecí allí, besando tus pies hasta que entre suspiros gané aquellas murallas y tus manos alzaron mi cabeza pidiéndome más, tus manos rodearon mi rostro a modo de rendición y mi lengua deshizo el camino por el perfil interno de tus muslos, suavemente, disfrutando de su calor, deleitándose con la llegada al origen de aquella temperatura. Y allí, todavía en silencio roto solo por suspiros, a oscuras tú por el pañuelo, yo por el deseo, gocé de tu cuerpo, sentí tus suspiros tornándose gemidos, noté tu agitación rodear mi boca entre tus muslos, recibí nuevamente tus manos en mi cabeza esta vez apresándola contra tu cuerpo y ascendí veloz, aún con gemidos saliendo de tu boca, agarré tus nalgas y te alcé llevándote a la cama, te arrojé, nos arrojamos en ella. Te penetré, nos fundimos violentamente y oí como tus gemidos dejaron de serlo y vinieron los gritos, y mi boca, ahora si, buscó la tuya, y tus besos no fueron negados.

jueves, enero 19, 2006

Cinco rarezas

Me pasan un testigo por partida doble, me lo pasa mi admirada Princesa del Guisante y también la sensual y enigmática Cristal. ¿Acaso creéis que puedo negarme a cogerlo? Ni puedo ni quiero, así que allá vamos.
El meme en cuestión consiste en contar 5 extraños hábitos tuyos además de cumplir una serie de normas que, perdonadme, no tengo la menor intención de cumplir.

Vayamos pues con los 5 hábitos extraños que me han llegado a la cabeza primero, pues no dudéis que tengo muchos. Aunque el adjetivo extraño es de los más subjetivos y no sé si a vosotros os parecerán extraños.

1º Llevarme siempre algo de chocolate a la cama para comerlo antes de dormirme. Es una manía que no puedo evitar. Es mi resopón (no sé si conocéis la palabra) particular.

2º Comenzar un nuevo libro justo al acabar el que andaba leyendo. En el momento en que termino un libro tengo que coger uno nuevo y leerme al menos un par de páginas. Es una manía un poco rara pero no he de “enganchar” un libro con el siguiente.

3º Dormirme en la bañera, sumergido con solo la nariz fuera del agua. Son diminutas cabezadas de un par de minutos tan solo, pero cuando me preparo una bañera (que es muy ocasionalmente) para relajarme y expulsar todo el estrés siempre acabo durmiéndome.

4º Mezclar el sabor dulce con el salado. Si, si, ya sé que ahora, con la nueva cocina, los Ferran Adriá y compañía esto de mezclar el sabor dulce y el salado no parece ninguna rareza, pero el problema es que yo lo hago desde niño. Y sobre todo, que mis mezclas no son tan glamourosas. Por ejemplo, galletas dulce con atún, o café con leche con tostadas sobrasada. Cruasanes dulces rellenos de queso. Bueno, vamos a dejarlo que se me hace la boca agua.

5º Apuntarme todas las frases, párrafos, escritos, enlaces , nombres de libros, de películas, de música, etc. que me hayan gustado, o que piense que me pueden gustar. Luego nunca los encuentro porque lo tengo todo inundado de esas anotaciones, por todas partes, en papeles, en documentos del ordenador, en notas en el móvil. Imposible aclararme. ¡Necesito una documentalista para que me ayude a ordenarlo todo!

En cuanto a las normas estas de pasar el testigo siguiendo un ritual de enlaces y avisos, bueno ya sabéis que no me gusta comprometer a nadie, así que no lo haré ¿que me puede pasar por incumplir la cadena? Esta no es una de esas cadenas que dice que dentro de tres días me tirarán del trabajo si la rompo, ni de esas en que un niño de tres años (bueno, tenia tres años cuando comenzó, ahora ya se afeita, tiene coche y novia), necesita un trasplante de cuello de útero o sino todo su barrio morirá. Y como esas también las rompo, pues nada, para no perder la costumbre. Eso si, que todo el mundo que lo desee se dé el testigo por pasado, incluso, si me lo avisáis en los comentarios, actualizo este post y os pongo un enlace en él para seguir el ritual un poquillo (por si acaso me cae alguna maldición extraña, que esto nunca se sabe, porque ya sabéis, as meigas habelas hailas).

lunes, enero 16, 2006

Volando

La noche era intensa, no sé si en somnolencia o en oscuridad. Todo lo ocupaba el silencio. Nos mirábamos a los ojos por primera vez entre oscuras telas y olor a humedad. Nada de nosotros sabíamos, éramos dos desconocidos que se habían leído en una habitación llena de vacío. Tus grandes labios comenzaron a abrirse al compás de una respiración que se aceleraba junto a la mía llevada por nuestras silenciosas miradas.
Mis brazos se adelantaron extendidos hacia ti. Tus manos caminaron entre mis dedos hasta enfrontarlas con las mías. Tus ojos se cerraron pero nunca lo supe pues los míos también se apagaron. Un paso al frente juntó nuestros cuerpos en un abrazo que se coronó con un suave beso en tu mejilla caliente. Mis manos te recorrieron hasta atraparte la cintura y atraerla contra mi cuerpo, rodeada por mis brazos. Como apresada en una crisálida echaste tu cabeza hacia atrás entreabriendo los labios para que de ellos bebiera. Mi boca sobre la tuya y nuestros cuerpos fundidos en un abrazo permanecieron unos segundos o quizá fueran horas.
Y la transformación tuvo lugar en silencio y lentamente, cobijados en la soledad de nuestra envoltura, mis labios abandonaron tu boca deslizándose pausadamente por el suave cuello al tiempo que tú atravesabas la ropa en busca de mi pecho. Bebiéndote poco a poco alcancé tus pechos que desnudé sin dejar de besarte, notando en la yema de mis dedos el calor que tus leves gemidos no conseguían aplacar y en el dorso de mi mano endurecer tus dos pezones bien por el roce, bien por la inminente llegada de mis labios anunciados por la respiración entrecortada. Para cuando mi boca lamía tus pezones suavemente, tú ya habías desnudado mi torso y acariciabas con las manos abiertas el calor de mi espalda. Brazos contra pecho, pechos contra labios, gemidos y suspiros y mi boca comiendo nuevamente de la tuya mientras las últimas prendas desaparecían. Y arrodillado ante ti, en la justa adoración ante el comienzo del fin, mis manos pasearon lentamente por tus caderas, y mi lengua, como lanza guerrera, penetró, entre los muros de belleza que enmarcaron mi rostro, en tu cuerpo deseado. El sonido de tus gemidos aplacaba el ansia de mis gritos inútiles silenciados por tu sexo inundado. Me erguí ante ti por ultima vez de pie, y un abrazo infinito nos hundió en las negras sabanas pecho contra pechos, boca contra boca, y pelvis contra pelvis. Sin dejar de besarte penetré tu silencio para oír los gritos de la cúspide coronada, y nuestro sudor se mezclo en un solo mar de caricias, de dedos que aplacaban gemidos mientras el roce de nuestros sexos incrementaba transformando nuestros movimientos en el movimiento de una mariposa que comienza sus aleteos, y gritando por las últimas embestida las alas comienzan a levantarnos de la cama de negras sabanas y ascendernos por encima de los gritos, del silencio, de la oscuridad y del brillo, hasta nuestros ojos de nuevo abiertos, de mirada profunda, penetrante los tuyos en los míos, los míos en los tuyos.

miércoles, enero 11, 2006

Siete veces siete

Sonela me invita en su blog a completar una de estas listas que se reproducen por la blogosfera de forma incontrolada. Y como a Sonela no le puedo negar nada, allá va.

Siete cosas que quieras hacer antes de morir
Tener, al menos, un hijo
Escribir un libro
(lo de plantar un árbol ya lo tengo superado)
Ver tu sonrisa
Ir a la India
Enamorarme
Aprender a tocar el piano
Ganar el suficiente dinero para cumplir mi sueño
Siete cosas que sabes hacer bien
Reír
Llorar
Escuchar
Hablar
Sentir
Dormir
Guardar secretos
Siete cosas que no sabes o no puedes hacer
Bailar
Cantar
Amar
Fingir
Olvidar
Obligar
Decir no

Siete cosas que te ponen del sexo opuesto
La mirada
Los labios
El sentido del humor
La inteligencia
Los pechos
Las piernas
El corazón


Siete cosas que te ponen del propio sexo
La voz
La sencillez
Los ojos
La sonrisa
Las manos
La cara
La inteligencia


Siete expresiones que sueles utilizar con frecuencia
En fin...
Tranquilo
Si no puede ser no puede ser.
Increíble
¡Me encanta!
Joder
Seguro

Siete celebridades que te dejaron prendado
No se muy bien que quiere decir celebridades, ni dejar prendado, pero ahi van...
Lilith
Alejandro Magno
Julio Cesar
Cleopatra
Jesucristo
Groucho Marx
Einstein

Como siempre, quien quiera contestar a estas preguntas en su blog que se dé el testigo por pasado.

jueves, enero 05, 2006

Cuarto Rey Mago

...Y brilló una estrella en el cielo, y los magos la vieron y siguieron aquella estrella llevando regalos para el Niño que pronto nacería. Y Melchor partió de Persia portando Oro, y de la India salió Baltasar cargado con incienso, y Gaspar abandonó Arabia llevando mirra. Y todas estas historias las conocemos. Pero desde Europa alguien llamado Artabán vio la estrella y la siguió cargado de piedras preciosas. Y subió montañas, ando valles y cruzo ríos guiado por aquella estrella, y en su largo recorrido encontró pobres a los que sació el hambre con el jaspe que al niño llevaba. Y durante su travesía encontró esclavos que eran azotados y su libertad pagó con el rubí que pensaba ofrendar al Niño. Y ya cerca de Jerusalén vio a soldados romanos acabando con la vida de todos los niños varones y la vida de muchos salvó comprando a los soldados con el diamante que para el Niño reservaba. Pero un capitán lo sorprendió pagando a soldados y en prisión lo encarceló. Y tras 35 años y apunto de morir, quedó libre y siguió a la multitud que se dirigía al Gólgota donde descubrió al niño que buscaba clavado en lo alto de una cruz. Agonizando tras 35 años encerrado, las ultimas fuerzas que le quedaban las empleó en arrodillarse ante él y pedirle perdón por no haber llegado a tiempo y hacerlo con las manos vacías. Una voz resonó en sus oídos diciendo: “Lo importante no es la meta sino el camino.

Gracias a todos por este año caminado.